Atapuerca
Pilar Galán
Lo primero que te cuentan en
Atapuerca es que sobrevivimos en un entorno tremendamente hostil gracias al
trabajo común y a la solidaridad. Que no abandonábamos a nuestros mayores ni a
los que no podían alimentarse por sí solos, como lo demuestra el cráneo de una
niña que había nacido con una gran deformidad, pero vivió protegida por su
tribu. No podía cazar ni ayudar en otras tareas, pero el grupo no la apartó de
su lado. Por eso fuimos subiendo estrato tras estrato, creando herramientas que
respondían a necesidades y no a la inversa, como hacemos ahora, aprendiendo que
solo en grupo podíamos hacer frente a los animales salvajes, al frío o a la
noche que poblaba de sombras la tierra. También te cuentan que nunca convivimos
con los dinosaurios, cómo encendían el fuego o cómo nuestro cuerpo fue
adaptándose hasta llegar a lo que somos ahora. Siempre hemos sido los más
listos, los que mejor se adaptan, nos cuentan en el maravilloso Museo de la
evolución humana, donde las preguntas de los niños no molestan y la curiosidad
se premia, no al contrario.
Lo que no muestra el museo es
el estado actual de la humanidad, aunque quizá sería lo más aconsejable. Hemos
llegado hasta aquí porque nos cuidábamos entre nosotros, y aprendíamos de
nuestras dificultades, pero ahora preferimos mirar para otro lado. De la pandemia, de la que no me canso de repetir que
íbamos a salir más sabios, más solidarios y mejores, hemos regresado igual, sin
aprender ninguna lección, sin crear herramientas, como hacían los hombres mal
llamados primitivos. Nacen menos niños, nuestros mayores están más solos y
vivimos inmersos en un caos de antidepresivos y tranquilizantes que nos
permiten soportar, en lugar de cambiar, una vida que no nos gusta. Más de cinco
millones de personas viven solas en nuestro país, entre ellas dos millones de
mayores de sesenta y cinco años. Aparcamos a los niños en actividades eternas
porque trabajamos con horarios sin sentido, y no podemos cuidar ni a nuestros
padres ni a nuestros hijos. Como tribu dejamos mucho que desear, no
sobreviviríamos ni un minuto en aquellos tiempos en que había que estar juntos
y no dejar al débil fuera para poder soportar las noches oscuras. La historia
que nos cuentan en Atapuerca sobrecoge, emociona, asusta también. Y nos hace
sentir ridículos. Éramos así, hace nada, y hemos tardado muy poco en olvidar lo
que costó aprender millones de años. Solos, no valemos nada, si no cuidamos a
nuestros mayores, valemos menos que nada, y si no protegemos a los hijos, nuestro
futuro, estamos condenados a la desaparición, ya no entre las garras de un
tigre sable, sino en una sima profunda donde nuestros huesos contarán la
historia de nuestra imbecilidad a los paleontólogos del futuro.
Levante EMV, 30 de septiembre de 2022
I. Comunicación escrita (4 puntos)
I.1
Breve resumen del contenido del texto (1 punto).
I.2
Explique con sus palabras cuál es la idea principal que defiende la autora en
el texto y comente dos argumentos, especificando su tipología, con los que la
sustenta (extensión máxima: 7 líneas) (1 punto).
I.3
Reflexione a partir de esta cuestión: ¿Qué
ha de primar en una cultura o civilización contemporánea, el individualismo o
el colectivismo? Escriba para ello un texto argumentativo de entre 200 y
300 palabras en un registro formal.
__________________________________________________________________________
AQUÍ tenéis una propuesta de soluciones para el artículo que hemos trabajado esta semana en clase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario