Un antecedente de las historietas, los cómics y las novelas gráficas actuales son las aleluyas —auques en catalán—. Se trataba de historias impresas que, a través de la combinación de dibujo y texto, narraban una historia o daban otras informaciones, con frecuencia de tipo didáctico y moral. Generalmente, cada dibujo iba acompañado de un pareado (estrofa de dos versos que riman entre sí) que aclaraba el contenido de la imagen. Su origen se sitúa en la Francia del siglo XVI y en nuestro país tuvieron gran difusión a partir del siglo XVIII y, especialmente, en el XIX.
Las aleluyas facilitaron a los niños españoles un primer acercamiento a las formas más elementales de la lectura a través de imágenes y textos fáciles. Es imposible comprender y valorar la importancia de las aleluyas y su impacto sobre los lectores de aquel tiempo solo desde nuestra óptica. Hay que tener presente que la sociedad del XVIII y de principios del XIX era agraria y soportaba elevadas tasas de analfabetismo.
Ahora te toca a ti demostrar tus dotes de narrador y dibujante.
Sugerencias para la elaboración de una aleluya
- Dibuja varias escenas originales que representen una historia propia de la que debamos extraer una moraleja.
- Escribe un pareado para cada una de las escenas dibujadas. Intenta que cada verso sea octosílabo y posea rima consonante.
- Procura que los pareados hagan posible la correcta interpretación del dibujo y que, en su conjunto, narren un cuento de manera comprensible.
Como siempre, la participación en este juego literario es anónima. Aquell@s que diseñen las mejores aleluyas tendrán la siguiente recompensa: 0,75 puntos o 0,5 puntos, que se sumarán a la nota final de la segunda evaluación.
Hay que depositar las aleluyas en el cajón del profesor el jueves 23 de febrero.
¡SUERTE Y CREATIVIDAD!