martes, 6 de febrero de 2018

LA LITERATURA RENACENTISTA: ACTIVIDAD INICIAL

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Baltasar de Castiglione
La Unidad 17 del bloque V se inicia con el estudio de la literatura renacentista. Dedicada al género lírico, ofrece un análisis de los principales rasgos y conceptos que caracterizan el Renacimiento, así como del contexto político, social, cultural y religioso en el que este movimiento se desarrolla en la península, y que servirá de marco para el tratamiento de otros géneros de la misma etapa histórica (Unidad 18, «La prosa renacentista. Lazarillo de Tormes»).

Sin embargo, antes de abordar todo ello vamos a reflexionar sobre las cualidades y virtudes que acompañan (o deben acompañar) a los hombres y mujeres de nuestra época, para compararlas con las que poseían los cortesanos del Renacimiento.

Para ello lee los siguientes fragmentos pertenecientes a El Cortesano, de Baltasar de Castiglione, en el que el autor describe cómo ha de ser el perfecto hombre renacentista.
Y así nuestro cortesano, demás del linaje, quiero que tenga buen ingenio, y sea gentil hombre de rostro y de buena disposición de cuerpo, y alcance una cierta gracia en su gesto (...)
... pienso que el principal y más propio oficio del cortesano sea el de las armas, las cuales sobre todo se traten con viveza y gallardía (...) Así que, cuanto más excelente fuere este nuestro cortesano en esto de las armas, tanto más merecerá ser alabado por todo el mundo (...)
Nuestro cortesano será tenido por excelente y en todo tendrá gracia, especialmente en hablar, si huyere la afectación, en el cual error caen muchos (...) 
... lo que más importa y es más necesario al cortesano para hablar y escribir bien, es saber mucho. Porque el que no sabe, ni en su espíritu tiene cosa que merezca ser entendida, mal puede decilla o escribilla (...)
Bastará agora para nuestro propósito hacer que sea este de quien hablamos hombre de bien y limpio en costumbres; porque en solo esto se contiene la prudencia, la bondad, el esfuerzo, la virtud y todas las otras cualidades que a tan honrado título, como es el de cortesano, convienen (...)
Si el cortesano quisiere escribir o decir amores, debe entrar en ello en tan buen tiento y tan cautelosamente, que sus palabras sean muy disimuladas.

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