Hasta hace solo unos años, la escritura habitual formaba parte de determinados ámbitos profesionales, pero no alcanzaba a la inmensa mayoría de la población del mundo avanzado. Mucha gente podía pasar semanas y meses sin necesidad de escribir nada. Ahora, sin embargo, se escribe más que nunca en la historia de la humanidad. Eso ha dotado de un nuevo rasgo a las personas. Su imagen ya no reside solo en su aspecto, sus ropas, su higiene, el modelo de su automóvil, acaso la decoración de la casa. Ahora también transmitimos nuestra propia imagen a través de la escritura. El grupo de WhatsApp de la asociación de padres, los mensajes de Twitter, los comentarios de Facebook o los argumentos de un correo electrónico constituyen un escaparate que exhibe a la vista de cualquiera la ortografía de una persona, su léxico, su capacidad para estructurar las ideas.
La buena o pésima ortografía, por lo tanto, es decisiva en la imagen profesional que proyectamos. Si al escribir cometemos errores imperdonables, ¿de qué sirve que sepamos comunicarnos de forma excelente?
Visionad este vídeo que contiene un sinfín de errores ortográficos. Quien corrija todas las barbaridades que en él aparecen y me remita por escrito las correcciones obtendrá una recompensa: un máximo de 0,75 puntos para el próximo examen.
El segundo más rápido será recompensado con 0,5 puntos. Y el tercero, con 0,25 puntos.
CONCURSO CERRADO, YA TENGO A LOS TRES GANADORES.
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